Óscar Orellana: “Uno tiene que interactuar con las comunidades”
- CP Comunicaciones
- 12/07/2021
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Óscar Orellana Astudillo (63) es Constructor Civil y Magíster en Gestión Integrada de Prevención, Medio Ambiente y Calidad, trabajando por más de 18 años como Director de Obras en la Municipalidad de Mejillones, donde contribuyó al desarrollo de la ciudad.
Oriundo de Taltal, Óscar Orellana Astudillo (63) siempre se ha visto ligado al norte de Chile. Luego de vivir su infancia en Chuquicamata junto a sus ocho hermanos, a los 18 años decidió realizar sus estudios universitarios en la Región de Valparaíso, en la Universidad Técnica Federico Santa María, institución en que cursó la carrera de Construcción Civil.
En 1993 regresó al norte, donde se desempeñó durante 18 años como Director de Obras en la Municipalidad de Mejillones, en donde contribuyó al desarrollo de la ciudad en el área industrial desde la vereda de la planificación. Además trabajó en las comunas de Sierra Gorda y María Elena.
Justamente también tiene un Magíster en Gestión Integrada de Prevención, Medio Ambiente y Calidad de la Universidad Politécnica de Cataluña.
Desde 2014 trabaja de manera independiente asesorando en temáticas como la tramitación de permisos y planificación territorial. Actualmente se encuentra cursando los talleres de Transferencia y Adopción tecnológica de la Red BIM Antofagasta, apoyado por la Universidad Católica del Norte.
¿Cómo ha sido para usted trabajar en el área pública durante tantos años?
– Es bastante motivante, es una experiencia en donde lo que uno planifica o lo que se logra concretar durante el tiempo, tiene un impacto en la gente. Puede tener un impacto positivo cuando haces un parque, una plaza, una sede social, en el caso de Mejillones la remodelación del estadio y en la construcción del centro cultural, entre otras.
De repente también te encuentras con obras que uno piensa que van a tener un impacto positivo y a la larga te vas dando cuenta que la gente no la reconoce, no la identifica, no la ocupa y lo que tú creías que podía ser un aporte se transforma en un problema a veces.
¿Por qué cree que sucede eso?
– A lo mejor la comunidad de un determinado sector quería una plaza y uno le construye una sede social, y no era lo que esperaban, era lo que nosotros pensábamos que querían porque nunca les consultamos. Uno de los aspectos positivos que recojo fue ir aprendiendo que uno tiene que interactuar con las comunidades. Poder sentir qué es lo que realmente quieren, qué es lo que necesitan, cuáles son sus verdaderas necesidades. No lo que uno desde su visión, a veces desde el escritorio, cree que es lo que ellos desean.
Durante su trabajo en estas diferentes comunas ¿Tiene alguna anécdota que lo haya marcado?
– Hay una anécdota muy especial. Hace pocos días vi que instalaron un letrero en el muro del mirador de Punta Angamos para informar que es una zona de avistamiento de cetáceos. Años atrás, cerca del 2000 propusimos un programa para la municipalidad sobre ese lugar y construimos un muro en muy poco tiempo.
Ahí hay dos cañones que tienen una relevancia histórica porque estuvieron en el acorazado Almirante Latorre, el primero que tuvo el país. Los tuvimos que ir a buscar a Iquique, así que imagínense cómo fue trasladarlos e instalarlos ahí. Al final logramos instalar los cañones, nos quedamos día y noche.
Cuando llegaron las autoridades, justo el día 7 de octubre se encontraron con que el muro estaba terminado, instalados los cañones y estaba puesto el letrero que identifica al lugar como un sector histórico. El hacer eso en tan poco tiempo en verdad es una experiencia impagable, cuando uno se acuerda al ver estas imágenes el otro día de todo lo que pudimos hacer en tan poco tiempo es una gran experiencia.
Cuando ve trabajos de los que fue parte ¿Qué es lo que le emociona?
– Por supuesto, gran parte de lo que se hizo en Mejillones los primeros años lo hicimos con muy pocos recursos pero con mucha imaginación. El alcalde de la época siempre recuerda que veníamos a Antofagasta a buscar los adocretos que se sacaban de las remodelaciones de algunas calles y nosotros las reutilizamos para crear aceras, demarcar espacios de plazas. Y además, le dábamos un segundo uso.
Con el tiempo Mejillones fue teniendo más recursos y ya se pudieron hacer cosas de mayor calidad con materiales nuevos. El haber sido parte de cómo fue creciendo, por ejemplo, el tema de las escuelas, gran parte de una de los recintos educacionales, sus ampliaciones se hacían con recursos propios de la gente de Mejillones, contratistas y trabajadores de la zona.
¿Qué rescata de sus años en la universidad?
– Yo estudié en la Universidad Técnica Federico Santa María y creo que lo que más rescato por el paso por la universidad, además de los grandes amigos que hice, fue el hecho de que te generan una capacidad de ver el mundo de una manera distinta, de ser muy crítico. Nosotros de alguna manera debíamos criticar el sistema, criticar incluso a nuestros profesores sobre cómo nos enseñaban.
Ese pensamiento crítico he intentado inculcar en mis hijos y en los jóvenes con los que trabajé en el municipio, a tener una mirada que vaya más allá del día a día en términos de lo que estamos haciendo.
¿Cómo se aplica eso en el área de la planificación y construcción?
– Por ejemplo, vamos a construir un estadio, pero ¿Qué pasa con el entorno de ese estadio? ¿Qué pasa con cómo va a ir creciendo la ciudad a futuro? ¿Vamos a generar los equipamientos necesarios para hacer crecer la ciudad?
Uno de mis ejemplos, en términos de lo que no hay que hacer, era ver cómo había crecido Antofagasta en el área de vivienda. La capital regional se desarrolló mucho hacia el norte pero no hubo los equipamientos necesarios para que toda esa población tuviera acceso a espacios públicos de calidad o equipamientos como escuelas, parques, comisarías, iglesias, etc.
Usted está participando en los cursos de la red BIM ¿Qué le ha parecido esta iniciativa?
– Me parece bastante interesante, es una iniciativa que va a promover que por fin de alguna manera los distintos actores que intervienen en el ámbito de la construcción generemos un trabajo colaborativo donde podamos interactuar.
El poder generar ese tipo de acciones entre todos los que van a intervenir en el ciclo de vida de un edificio o infraestructura es algo interesante, como debería haberse hecho desde siempre, que pudiéramos trabajar de manera colaborativa e interactiva. Que no nos pasen cosas como que determinado ente empiece a pavimentar y que el otro venga rompiendo porque tiene que arreglar las tuberías.
En estos cursos se les está enseñando metodologías a través de nuevas tecnologías ¿Cómo ha enfrentado usted este desafío?
– Para mí ha sido interesante. Siempre me ha motivado el ir conociendo y el ir tratando de entender lo nuevo que hay en el mercado, cómo va haciendo que la construcción cada día sea mucho más sustentable, y que vayamos erradicando las antiguas formas de hacer las cosas.
La construcción podría ser como se ve en otros países más industrializados, con mucha más tecnología incorporada en los procesos. Eso es lo que de alguna manera va a motivar el uso de estas nuevas tecnologías en la forma de cómo vamos a planificar y de cómo vamos a hacer las cosas en la construcción.
¿Cómo cree usted que estas nuevas metodologías que se están enseñando en el curso deberían implementarse en la zona norte?
– Yo creo que aquí lo fundamental es que participen todos los actores del proceso de construcción y de hecho esa es la gracia que tiene el programa, uno ve colegas de las municipalidades, de algunos servicios públicos, de empresas privadas y profesionales independientes.
En la medida que nosotros como actores que estamos en este proceso podamos dar a conocer y tal como está propuesto en el plan de aquí al año 2025, fomentar que gran parte de las obras públicas se hagan bajo estas metodologías. Será una ganancia para todos, especialmente para el ámbito público en término de cómo gestionan mejor los recursos.
Debemos evitar que pasen obras que uno ve en varias ciudades, especialmente acá en Antofagasta, que llevan años ahí botadas sin que se puedan terminar porque fue producto de una mala planificación, de una mala evaluación, de una serie de cosas que al implementar este tipo de metodologías eso debiera reducirse y evitarse.